UNA PRIMERA VALORACIÓN DESDE STEA-i
Realizamos una primera valoración del cambio en la titular del Ministerio de Educación y Formación Profesional. La aragonesa Pilar Alegría sustituye a Isabel Celaá.
El nombramiento de Pilar Alegría como ministra por parte de Pedro Sánchez responde a la necesidad de dar protagonismo y mayor visibilidad pública a la principal baza en Aragón del “sanchismo”, en la pugna por el relevo de Javier Lambán.
Por ello, es previsible que Pilar Alegría esté ocupando la cartera lo que dure el pulso interno dentro del PSOE aragonés, de ganar volverá a nuestra tierra, de no hacerlo puede terminar la legislatura como ministra.
El cambio en la cartera de educación previsiblemente será positivo. Sánchez ha prescindido de Celaá, una ministra muy quemada por su falta de diálogo con la comunidad educativa en la elaboración de la LOMLOE y de Ley de Formación Profesional, esta última todavía en proceso de elaboración, la misma es una apuesta por la progresiva privatización de crecientes parcelas de la FP.
Pilar Alegría de entrada tiene un perfil más dialogante, lo que hace pensar que retomará las negociaciones con los sindicatos en la mesa ministerial, a diferencia de Celaá, una ministra con un marcado estilo autoritario. Presumía ante la prensa de diálogo con los “agentes sociales”, un eufemismo para llamar a las multinacionales de la informática con las que tenía muy buen trato, en un interés común en extender el negocio a los centros de enseñanza más allá de las necesidades genuinamente pedagógicas.
Sin embargo, comparten un rasgo común preocupante: el haber optado por centros privados para educar a sus hijas, Celaá, e hijo, Alegría. Un mal ejemplo para quienes en teoría han de velar por una enseñanza pública de calidad. No obstante, desde STEA-i le damos un voto de confianza a la nueva ministra a la espera de conocer sus primeras actuaciones.
«Libres son quienes crean, no quienes copian, y libres son quienes piensan, no quienes obedecen. Enseñar, es enseñar a dudar.»